CIRUGÍA ÍNTIMA FEMENINA
Con la edad, o de manera hereditaria, pueden aparecer deformidades en el aparato genital femenino que pueden incomodar la vida normal o incluso la vida sexual de las mujeres.
La cirugía nos permite corregir estas deformidades. Generalmente son cirugías de corta duración y rápida recuperación.

Se realizan tres tipos de intervenciones:
Si los labios menores se encuentran aumentados de tamaño, pueden ocasionar problemas no sólo en la vida sexual, sino también en la vida cotidiana, como al hacer ejercicio, o incluso generar molestias por el roce con la ropa. Esta cirugía es la cirugía íntima femenina más frecuente y consiste en reducir el tamaño de los labios menores.
Suele realizarse anestesia local y sedación. Se realiza una reducción de los labios menores conservado el borde de los mismos, consiguiendo un aspecto más juvenil.
Puede ser necesario su aumento, en cuyo caso se realiza mediante transferencia de grasa desde otras zonas corporales, o reducirlos en el caso de que su tamaño exceda los límites normales, realizando una plastia de reducción.
Debido a los partos y a la edad, la vagina puede aumentar su laxitud, perdiendo elasticidad. Mediante cirugía, podemos reducir el canal vaginal haciendo una plastia de los músculos y la mucosa vaginales.
En aquellos casos en los que se encuentre aumentado y, a pesar de la reducción de peso, no se consiga su disminución de volumen, se pueden reducir quirúrgicamente mediante liposucción. En ocasiones, puede ser necesario añadir una pequeña incisión en el pubis para eliminar el exceso de piel.
Las pacientes que pueden someterse a estas cirugías son aquellas que les preocupe o encuentren incomodidad con alguna de estas alteraciones y quieran mejorarlas.
Son cirugías que tienen una recuperación rápida y poco dolorosa. Suelen existir pocas complicaciones y los resultados son muy buenos, mejorando las relaciones íntimas y la autoestima de la mujer.
Es frecuente la hinchazón inicial y leves molestias. Se utilizan suturas que se reabsorben solas en 10-14 días.
Se suele comenzar con la vida normal a los 3-4 días, y no se debe iniciar ejercicio físico o relaciones sexuales hasta las 4-6 semanas.
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