TRATAMIENTO CON BOTOX
La toxina botulínica es una proteína neurotóxica con capacidad para producir parálisis muscular. Esta toxina actúa de forma local, a nivel de la unión neuromuscular, bloqueando la liberación de acetilcolina, un neurotransmisor necesario para producir la contracción muscular. El efecto final es una denervación química temporal en la unión neuromuscular sin producir ninguna lesión física en las estructuras nerviosas.
Por tanto, su infiltración con una aguja extrafina en el músculo debajo de la piel de la zona que se desea tratar, actúa inhibiendo por relajación el movimiento muscular. Con este efecto, se pretende que se reduzcan las líneas de expresión y se suavicen las arrugas hasta desaparecer, y por tanto proporcionar un aspecto más juvenil en la piel.
Es un tratamiento ideal para el rejuvenecimiento facial, ya que relaja la musculatura, logrando eliminar las arrugas dinámicas (aquellas que se producen por nuestras propias expresiones y gestos).
Se puede combinar además con sustancias de relleno en el caso de que las arrugas sean considerablemente profundas, realizando así un tratamiento de choque contra el envejecimiento facial.

Los candidatos ideales para este tratamiento son aquellos que buscan mejorar sus arrugas de expresión superficiales, fundamentalmente en el tercio superior de la cara (en frente, zona periocular o “patas de gallo” y en el entrecejo). Asimismo, es un magnifico tratamiento para modelar las cejas caídas, devolviéndole vitalidad a la mirada.
El objetivo final que se persigue con este tratamiento es conseguir una cara más armoniosa, que tenga un aspecto más luminoso y relajado.
Además, la toxina botulínica es actualmente es el tratamiento de elección para la sudoración excesiva de manos, pies y axilas (hiperhidrosis), mejorando sustancialmente la calidad de vida de los pacientes con este tipo de problemas.
El tratamiento con Botox para rejuvenecer el rostro consiste en infiltrar unas gotas de toxina botulínica de forma muy superficial, introduciéndola con una aguja muy fina en las zonas donde existen arrugas faciales dinámicas o de expresión.
De esta manera, la piel se relaja y desaparecen las arrugas y las líneas de expresión progresivamente (fundamentalmente en frente, entrecejo y patas de gallo).
Además de atenuar las arrugas faciales, al disminuir el movimiento muscular en la zona tratada, previene la formación de nuevas arrugas y evita el empeoramiento de las arrugas ya existentes.
Como no es un material de relleno, no elimina las arrugas mediante aporte de volumen, sino que actúa sobre los músculos, relajándolos, lo que permite mantener una expresión natural.
El tratamiento se realiza en consulta de forma ambulatoria. No requiere anestesia ya que es un procedimiento indoloro, sólo puede producir leves molestias.
Es imprescindible que el especialista tenga profundos conocimientos de anatomía facial y de correcta administración del mismo, ya que de ello va a depender la consecución de un resultado más natural. Su médico especialista elegirá la dosis correcta y los puntos de aplicación específicos para que la expresión de la paciente siga siendo natural.
Este tratamiento no requiere baja laboral. El paciente puede continuar con sus actividades diarias.
Ocasionalmente puede aparecer un pequeño hematoma o moratón en la zona de aplicación del tratamiento, que puede maquillarse y desaparece en pocos días.
Inmediatamente después del tratamiento no se observa ningún cambio apreciable y generalmente se puede retomar la vida laboral sin señales de haber realizado el tratamiento.
Es importante no ejercitar los músculos tratados durante 2-3 horas después del tratamiento (por ejemplo, frunciendo el ceño o levantando las cejas). Tampoco debe masajear las áreas tratadas durante las 24 horas siguientes al tratamiento
El resultado de la infiltración de la Toxina Botulínica se empieza a observar entre el tercer y quinto día, y las arrugas se van suavizando o eliminando de forma progresiva hasta el día 15, en que se verán los resultados definitivos.
Generalmente el efecto se prolonga durante un periodo que oscila entre 4 y 6 meses. El primer año, el tratamiento se realiza cada 4 meses. A partir del segundo año, una aplicación cada 6 meses es suficiente.
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